Concluyó la XI Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias

El encuentro ha finalizado con una declaración en la que se solicita el cese al fuego a nivel mundial y un compromiso renovado por la paz.

Porque, en Cristo, todas las cosas son hechas nuevas. Su amor, que está abierto a todos —incluidos los últimos, los más pequeños y los que se hayan perdido— y que se ofrece a todos, puede impulsarnos y empoderarnos en una peregrinación de justicia, reconciliación y unidad.[1]

Con una declaración en la que se solicita el cese al fuego a nivel mundial y un compromiso renovado por la paz, concluyó la XI Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias el 8 de septiembre, luego de una semana de intensas deliberaciones y acuerdos. La declaración comienza reconociendo “con profundo dolor y consternación que la violencia y los conflictos siguen afectando a las comunidades vulnerables, sobre todo a los ancianos, las mujeres, los niños y los jóvenes”[2]. Bajo el título: Lo que conduce a la paz: llevar al mundo a la reconciliación y la unidad, afirma que “vivimos en un momento de nueva intensificación de la polarización mundial, reconfiguración de la gobernanza y las alineaciones geopolíticas, división y militarización, entre otras preocupaciones. Todas estas cuestiones contribuyen a ‘la instrumentalización del lenguaje, la autoridad y el liderazgo religiosos para justificar, apoyar o ‘bendecir’ la agresión armada o cualquier tipo de violencia y opresión’”.

Se agrega, también que “la construcción de la paz a través del diálogo interreligioso, la búsqueda del entendimiento mutuo y la cooperación a todos los niveles se identifican como contribuciones claves para abordar la división, la polarización y la injusticia. Se insta al CMI y a toda la comunidad ecuménica a ‘mantener y profundizar este compromiso’”. Asimismo, se hace un llamado “a un cese al fuego a nivel mundial en todos los conflictos armados del mundo y a que todas las partes emprendan el camino del diálogo y las negociaciones, y persistan en él, hasta que se pueda lograr una paz justa y sostenible, renunciando a la guerra”. La invitación para las iglesias miembros del CMI es a que reflexionen y debatan sobre “los principios y las perspectivas cristianos con respecto a la doctrina de la disuasión nuclear”.

Por otro lado, el documento considera que “adoptar medidas urgentes para lograr la justicia climática y hacer frente a la amenaza de un cambio climático catastrófico es fundamental para la seguridad humana y mundial” y se pide “a los gobiernos que aumenten la inversión en los ámbitos de la energía renovable y el desarrollo sostenible, y que establezcan medidas para controlar la desigualdad generalizada”. Se menciona también la asociación y la cooperación entre el CMI y otras instancias internacionales, incluyendo la ONU, pues ello se considera una manera de fortalecer “la capacidad de las iglesias de todo el mundo” y de brindar apoyo especialmente en los lugares afectados por conflictos.


Clausura de la XI Asamblea del CMI.

Previamente, el 5 de septiembre fueron nombrados los nuevos presidentes por cada región del mundo. Por África, el Rev. Dr. Rufus Okikiola Ositelu, de la Iglesia del Señor (Comunidad de Oración) en el Mundo. Asia: la Rev. Dra. Henriette Hutabarat-Lebang, de la Iglesia Toraja, una iglesia reformada de Indonesia. América Latina y el Caribe: el Rev. Philip Silvin Wright, obispo anglicano de la Diócesis de Belice. Europa: la Rev. Dra. Susan Durber, ministra ordenada de la Iglesia Reformada Unida del Reino Unido. América del Norte: la Rev. Dra. Angelique Walker-Smith, de la Convención Nacional Bautista de Estados Unidos. El Pacífico: el Rev. François Phiaatae, ministro ordenado de la Iglesia Protestante Maohi y oriundo de Maohi Nui (Polinesia Francesa). Iglesias ortodoxas bizantinas: S.E. el metropolitano Dr. Vasilios de Constantia-Ammochostos, de la Iglesia de Chipre y oriundo de Ammochostos en la isla de Chipre. Iglesias ortodoxas orientales: Su santidad Aram I, catolicós de la Iglesia Apostólica Armenia de Cilicia, en el Catolicosado de Antelias[3].

El 6 de septiembre, la asamblea eligió a los 150 nuevos integrantes del Comité Central, que cuenta con 41 % de mujeres, 59 % de hombres, 13 % de jóvenes, 13 % de personas indígenas, 3 % de personas con discapacidad, 71 % de ministros ordenados/as y 29 % de laicos/as. El Comité de Nominaciones trabajó con una lista de nombres propuestos por las 352 iglesias miembros del CMI de más de 120 países.


Integrantes de la familia reformada oran por el nuevo secretario general del CMI.

Por parte de América Latina fueron integrados Mariela Alejandra Pereyra, Pastora vicepresidenta de la Iglesia Evangélica Luterana Unida, Laura Edith Piedmonte, de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, el Rev. Amílcar Padilla Curbelo, de la Iglesia Morava en Nicaragua, la Rev. Vilma Isabel Yanez Ogaza, de la Iglesia Presbiteriana de Colombia, y el Rev. Dr Mauro Batista de Souza, de la Igreja Evangélica de Confesión Luterana de Brasil. Por el Caribe: la Revda. Liudmila Hernández Retureta, de la Iglesia Presbiteriana-Reformada en Cuba, la Revda. Merlyn Hyde Riley, de la Unión Bautista de Jamaica, el obispo Everald Galbraith, de la Iglesia Metodista en el caribe y las Américas, Bjorn Warde, de la Iglesia Presbiteriana de Trinidad y Tobago, y Kimberly Voaden, de la Iglesia Unida de Jamaica y las Islas Caimán[4].

Finalmente, el obispo Dr. Heinrich Bedford-Strohm, de la Iglesia Evangélica Luterana de Bavaria, fue electo como nuevo moderador. Los vicemoderadores son: la Revda. Merlyn Hyde Riley y el arzobispo Dr. Vicken Aykazian, de la Iglesia Apostólica Armenia.

Varios representantes se hicieron eco de la problemática planteada por la guerra en Ucrania. “La Rev. Dra. Dagmar Pruin, presidenta de Pan para el Mundo en Alemania, vinculó la situación en Ucrania con su impacto más amplio a nivel mundial. ‘La guerra hundirá a millones en el resto del mundo en penurias’, dijo. ‘El hambre aguda aumentará en 47 millones de personas este año, y otros 71 millones se verán empujados a la pobreza’. La crisis alimentaria, la alta inflación, los precios de la energía y la agitación geopolítica están llegando a todos los rincones del mundo, y los miembros de ACT Alianza están respondiendo allí como en Ucrania”[5]. A su vez, el obispo Sándor Zán Fábián, de la Iglesia Reformada en Transcarpacia y Ucrania, “describió el trabajo de las 180 congregaciones en la parte occidental de Ucrania en su diócesis. ‘Desde el primer día de la guerra, miembros de nuestras congregaciones salieron a la carretera cerca de la frontera húngara, brindando todo tipo de apoyo a quienes se desplazaban de la guerra de Ucrania: dieron agua potable, comida de sus propios hogares, ayudó a transportar personas desde la estación de tren hasta la frontera’”.


Plenario final del encuentro.

El presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, se reunió el día de la inauguración de la asamblea con un grupo de ucranianos. La delegación ortodoxa rusa, encabezada por el metropolitano Antonios de Volokolamsk, manifestó su desaprobación acerca de las referencias a la guerra en el texto final de la asamblea, al que describió como “grandemente politizado”, y “afirmó que la discusión que tuvo lugar en el marco de la Asamblea, puede ser un punto de partida para el CMI, para un ‘estudio objetivo e imparcial de las causas del prolongado conflicto en Ucrania, así como para los posteriores esfuerzos de paz’”[6]. El documento en cuestión deplora la invasión “injustificable e ilegal” y renueva el llamado al cese al fuego[7].

Por otra parte, destacó la presentación del Rev. Justin Welby, Arzobispo de Canterbury, quien el miércoles 7 se dirigió a la asamblea. “El reto para los cristianos y cristianas”, dijo “está en la conversión cotidiana de la vida”. Y añadió: “Las próximas décadas no se presentan mejores desde el punto de vista económico, militar, espiritual, social, científico y tecnológico, en particular para los y las más pobres y débiles. […] En esta época de crisis mundial, los cristianos/as deben ser una comunidad de paz, la creación de Dios, no de nosotros/as, en Cristo por el Espíritu”. “Vivimos entre el ecumenismo del sufrimiento”, continuó[8].

También se dio a conocer el documento El Planeta Vivo: en busca de una comunidad mundial justa y sostenible, que plantea una voz cada vez más urgente de preocupación y demanda de acción. En él se afirma: “La acción que no reconoce las responsabilidades históricas de los impulsores de la emergencia climática y la degradación ambiental, y la injusticia perpetrada contra las comunidades pobres y vulnerables que sufren los peores impactos y tienen las huellas de carbono más pequeñas, no puede calificarse como administración fiel”[9].

Notas
[1] La 11ª Asamblea del CMI comparte su mensaje: ‘Un llamado a actuar juntos’”, 8 de septiembre de 2022, ver aquí.

[2] “The Things That Make for Peace: Moving the World to Reconciliation and Unity”, 8 de septiembre de 2022, ver aquí.

[3] WCC 11th Assembly elects eight new presidents”, 5 de septiembre de 2022, ver aquí.

[4] WCC 11th Assembly elects new central committee”, 6 de septiembre de 2022, ver aquí.

[5] Ukraine: Responding to humanitarian need”, 8 de septiembre de 2022, ver aquí.

[6] No changes to the WCC text on Ukraine – New reactions from the Metropolitan of Volokolamsk”, en Orthodox Times, 8 de septiembre de 2022, ver aquí.

[7] El texto completo de la declaración sobre Ucrania, “War in Ukraine, Peace and Justice in the European Region”, puede leerse aquí.

[8] “Arzobispo de Canterbury: “En esta época de crisis mundial, los cristianos y las cristianas deben ser una comunidad de paz”, 7 de septiembre de 2022, ver aquí.

[9] “‘Living Planet’ statement from WCC 11th Assembly seeks a just and sustainable global community”, 8 de septiembre de 2022

Protestante Digital.

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